La acción toxicológica de las nanopartículas es diferente que la acción de las partículas de dimensiones usuales. Un ejemplo notable es el dióxido de titanio.
En las actividades laborales las nanopartículas pueden ser generadas de forma involuntaria o deliberada.
Las nanopartículas producidas de forma involuntaria son las que se producen en ciertos procesos industriales bien conocidos, tales como la pirólisis a la llama del negro de carbono, producción de materiales a gran escala por procedimientos a altas temperaturas (como el humo de sílice, y metales ultrafinos), el micronizado de pigmentos (partículas ultrafinas de óxido de titanio), procesos de combustión (diesel, carbón), o en procesos domésticos (barbacoas, humos de aceite).
Las nanopartículas generadas deliberadamente se producen mediante las llamadas nanotecnologías. Los métodos para la obtención de nanopartículas son de dos tipos: los llamados “top-down”, en los que se llega a nanomateriales sometiendo materiales convencionales a procesos concretos de división y los “bottom-up” en los que se construyen nanopartículas a partir de átomos o moléculas.
Son ejemplos de nanotecnologías las relativas a productos derivados de la arcilla para reforzar la resistencia de plásticos, las empleadas en la fabricación de resinas para acabados en vehículos, y las que modifican propiedades ópticas de materiales en cosmética.
Como documentos de referencia podemos destacar
- las publicaciones del Instituto Riojano de Salud Laboral: "nanomateriales. identificación y prevención de los riesgos para la salud de los trabajadores" y "la seguridad y la salud en la exposición a nanopartículas" publicadas en su web
- la web de la CE
http://ec.europa.eu/health/opinions2/es/nanotecnologias/index.htm#il1
- el portal gubernamental de las nanotecnologias de USA